lunes, 28 de enero de 2013

Las palabras arrastran resonancias

Tortuga = lento; liebre = rápido... Estos son los significados connotativos de estas palabras.
No sería adecuado decir, por ejemplo, "Tiene usted que manducar más despacio", en una consulta médica, pero sí "¡Ya va siendo hora de manducar!", entre amigos, antes del recreo.
Más ejemplos:
"Su níveo cabello se movía con el viento", no lo diría una peluquera.
"Aquella señora le da mucha importancia a su cutis", "la modelo tiene el cutis muy cuidado".
"Traga como un cerdo". Un médico no diría: "debe tragar más alimentos", pero sí "ingerir más alimentos".
"Cantas peor que los galgos de Amadeo"

miércoles, 16 de enero de 2013

El barco de Gabriela...

Cuando Emily se asomó a la ventana vio el barco sin nadie vigilándolo. Se vistió, desayunó y bajó a verlo de cerca. No se decidía a entrar cuando, de repente, escuchó que alguien gritaba su nombre: era su amiga Sally.

Después de un rato hablando, las dos entraron al barco, simplemente por curiosidad. Al entrar no vieron nade que les llamase la atención, pero en el último piso observaron una puerta cerrada. Se acercaron con sigilo ,y a la vez mucho miedo, porque no sabían qué aguardaba tras la puerta. Cuando intentaron abrirla no pudieron; estaba cerrada con llave.
Estuvieron buscando la llave por todo el barco, pero no la encontraron, se fueron a casa.

A la mañana siguiente, Emily se dispuso a dar un paseo por la orilla de la playa, cuando una ola llevó hasta sus pies una llave vieja y grande. Corriendo, llamo a su amiga Sally, pero ella le dijo que por la mañana no podía ir, que tenia que ser por la tarde. Las dos comieron con mucha intriga. Por la tarde se vieron, pero no se atrevían a entrar. Al final, con mucho valor, consiguieron poner un pie en el barco. Fueron al último piso y, al abrir la puerta, encontraron al padre de Emily muerto en una cama y a su lado una nota que decía: “Tened cuidado con este barco, guarda muchos secretos e historias misteriosas”.

Gabriela Botello

"UN SUEÑO MARAVILLOSO" DE NURIA

Al despertarme, todo era distinto, había tenido un sueño extraño...
Era una casa grande, ¡muy grande! Y estaba en mi enorme habitación, rodeada de objetos brillantes. Y mi armario... mi armario era... ¡era enoorme! más grande que mi cama, ¡mucho más! Todo era muy rosa... La inmensa cama tenía un dosel con telas preciosas colgando. Me asomé a la ventana y pude observar un jardín tremendo, con un laberinto hecho con distintas clases de flores, de muchos colores. Hacia un lado, contemplé una piscina y poco detrás de ella ¡¿ un campo de golf?!
Salí corriendo de mi habitación y me encontré unas escaleras excesivamente grandes, que iban hacia arriba y hacia abajo.
No sabía cuántos pisos tendría la casa en la que me encontraba, pero no tenía ninguna pinta de ser pequeña... Las escaleras, tenían una fina y aterciopelada alfombra roja, y a los lados, unas barandillas doradas muy brillantes. No se oía ningún ruido en la casa, así que pensé que estaría sola y, por tanto, bajé para explorar la vivienda. Cuando llegué abajo, me encontré a una mujer limpiando los cristales. Supuse que sería parte del servicio de la casa, puesto que cuando me acerqué a la cocina había un señor preparando una gran variedad de desayunos. 
A continuación oí una voz: ''¡Samantha! acude rápido al vestidor y seguido a desayunar, que te espera la limusina en la puerta para ir al colegio''. Yo pensé: '' ¡¿limusinaa?!'' y corrí hacia la puerta. Efectivamente, allí estaba, frente a la entrada... ''¡Samantha!, date prisa, que no llegas''. Mientras me dirigía hacia la cocina, noté algo extraño, como si me estuviesen hablando, pero no dentro de la casa... ''¡Samantha! ¡levántate ya! Que aún te tienes que hacer el almuerzo y ¡no vas a llegar!''
Todo había sido un sueño... Así que, con las mismas, me levanté y fui a la cocina, allí estaban mi padre, desayunando rápido y de pie porque no llegaba; y mi madre, dando de desayunar a mi hermano. Miré por la ventana: llovía, y el autobús ¡se me escapaba de nuevo! Tendría que ir andando... ¡¿Y la limusina?!
Nuria Sanz

LA ESPECIAL PRINCESA DE RAQUEL


Un chico llamado Carlos estaba enamorado de una princesa. Ya que ésta lo había rechazado muchas veces, se puso muy celoso de todo  hombre que se le acercaba. A pesar de todo, el chico no sabía que la princesa se convertía en loba por las mañanas, cuando iba a cazar.
La princesa era una gran cazadora, porque cazaba muchos animales y de bastante variedad.
Todas las mañanas iba a cazar al bosque, y llegaba a casa a la hora de comer. Eso sí, siempre iba sola, no dejaba que nadie le acompañase.
Allí en el bosque, la princesa se convertía en loba al quitarse su ropa. Esta transformación le vino por herencia, ya que a un antepasado suyo ya le ocurrió. Después cazaba y , al regresar, se echaba encima de la ropa y se convertía otra vez en humana, marchándose a su casa. Un día el chico la siguió, porque pensaba que tenía un amante en el bosque y se veían todas las mañanas. Pero al llegar allí vio que la princesa se convirtió en loba. Él le quitó sus ropas, que estaban en el suelo, para vengarse por haberlo rechazado. Cuando la loba regresó, no encontró su vestimenta, y no pudo volver a convertirse en la princesa que era. 

Raquel Vicente



EL RELATO DE NURIA: ¡ESTO MEJORA!

Carlos era un niño al que le fascinaban los animales nocturnos,en especial los que volaban. Estudiaba todas sus características, lo que comían.. Cada vez quería saber más sobre el tema, así que decidió salir una noche en busca de un murciélago,para poder examinarlo él solo. Había mirado en libros y por Internet formas para atraer murciélagos, pero aquella noche nada le funcionaba. Pasó rato y rato...y más rato... pero nada, por allí no pasaba nada. El jóven, un poco defraudado, se levantó del suelo y se dirigió hacia su casa.. Mientras estaba metido en la cama, pensaba y pensaba sobre el tema...''¿Por qué no ha pasado ninguno? Todas las noches pasan cientos...y justo hoy ¡ninguno!''. Se decía a sí mismo. A la mañana siguiente, Carlos comenzó a planear alguna estrategia para aquella noche. Al atardecer, éste se preparó su mochila con lo suficiente, para poder acampar ene el bosque, y un frasquito de cristal, porque él tenía claro que esa noche atraparía un murciélago, sí o sí. Y efectivamente, mientras se comía un bocadillo como cena, pudo observar a uno y no se lo pensó dos veces: se levantó, cogió el bote y, sigilosamente, se acercó y lo atrapó. Cuando amaneció, recogió todos sus bártulos y regresó a casa. Ya en casa, al ir a abrir el bote, se le resbaló de las manos y se rompió. El murciélago comenzó a revolotear por la habitación. Al recoger los cristales del suelo,se hizo una pequeña herida en el dedo meñique, pero no le dio gran importancia y después atrapó el animal y comenzó a examinarlo... Todo lo que iba descubriendo lo apuntaba en su cuaderno.. De repente, el murciélago soltó un líquido por su boca y cayó ene l dedo de Carlos. El niño corrió a lavarse las manos, pero ya era tarde... Desde entonces, todas y cada una de las noches se convertía en un pequeño murciélago hasta el amanecer. 

Nuria Sanz Diez.